Mejora tu nave y salva la galaxia

Una nave espacial, un pequeño equipo de tripulantes y una misión: salvar la Federación Galáctica. Así empieza FTL: Faster Than Light, un título a medio camino entre los juegos de rol antiguos y la estrategia espacial en tiempo real.

Jugar a FTL: Faster Than Light es como jugar a ser el Capitán Kirk de Star Trek: la nave salta de un sistema planetario a otro, y su tripulación multirracial debe enfrentarse cada vez a un problema distinto: un ataque pirata, un campo de asteroides, una misteriosa señal de auxilio.

La gracia de FTL: Faster Than Light radica en que el jugador no controla ni las naves, ni las armas, sino la tripulación, que adquiere experiencia conforme se especializa. Los tripulantes pueden luchar y moverse de un compartimento a otro. Y tienen una resistencia limitada.
Las partidas son difíciles y épicas a partes iguales. El manejo de los recursos energéticos y la compra de mejoras determina solo en parte el éxito de la misión. Para sobrevivir en el espacio de FTL: Faster Than Light hay que saber cuándo retirarse y cuándo sacrificar piezas. Morir equivale a terminar la partida.

Por suerte, ahí está la barra espaciadora, que permite detener la acción y tomar decisiones con calma. Y es que resulta difícil apuntar cuatro armas al mismo tiempo que se transfiere energía desde los escudos, se apaga un incendio y se abren las escotillas exteriores. Sí, así de agitada puede ser una batalla.

FTL: Faster Than Light tiene la grandeza de los mejores juegos del pasado. Es sencillo, adictivo y retador. Y les da unas cuantas lecciones de liderazgo a los que quieran ser los capitanes del futuro...

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